jueves, 26 de junio de 2008

El Problema de la Hoja en Blanco Prospectivo





En el inicio del problema de la hoja en blanco se plantea la pregunta fundamental. ¿Es capaz el escritor de llenar su hoja en blanco cuando la inspiración realizó una suerte de conspiración? Responder esta pregunta requiere de mucha imaginación. Y es la concreción de un recorrido por las páginas de este libro.



El escritor quisiera comunicarse con el lector. Para eso le ofrece un texto. Y el lector escudriña las páginas, cual si un pintor dejara pátinas en su obra pictórica. Retórica está presente aquí. Así se va configurando un sistema de diálogo que no tiene devolución inmediata. Reducción al absurdo. Burdo y ridículo pareciera ser el planteo: ¡la contradicción de la contradicción!



En un esfuerzo ingente, mucha gente corre apresurada por el río de la vida. Se podría determinar su partida, como una partida de ajedrez, pero está partida al medio, porque no se conoce su final. Cabal planteo no exige ni exime de rodeo. Pero el escritor escapa por la tangente. Carente de un plan preconcebido sigue emergente. Sugerente es este espacio, es decir el blanco de la hoja. Y es recipiente que recoge reflexiones, no exentas de pasiones, por escribir y nutrir el campo de la literatura. La escritura es una dura faena. Pero vale la pena.



¿Cómo encontrar la palabra adecuada? Controlar la prosa poética que se aborda aquí, es el delicado equilibrio, por no romper una copa de vidrio. Auxilio ha de pedirse a la memoria cuando hay que medirse con soltura. La mesura es signo de cordura. Signo de signos...
Designios son como el halo de misterio que retrotrae el criterio. En esto se basa el planteo a tratar, bajo títulos sugestivos, los diversos pasos a seguir en este empeño. El dueño de la hoja es el escritor. Y se le escapan de las manos palabras que, luego de muchas trabas, corren como manada de cabras.