viernes, 18 de julio de 2008

hojita



viernes, 11 de julio de 2008

El problema de la Hoja en Blanco Nr. 1.II

El Problema de la hoja en Blanco Taciturno



Había una vez una pobre hoja en blanco sentada en un banco. No sabía si la iban a garabatear con sepia o sanguínea. “La línea habla” (Marguit). Y el escritor solamente ocupa su mente en realizar una crónica de lo que le ocurre a la hojita. ¡Es tan pequeña! No es dueña de hacer lo que quiere. El escritor la manipula con la excusa que es cultura. Pero hay quien se burla por ser burda. En el lunfardo le contestaría que está en curda. ¡Forzar la lengua por colocar la prosa poética a presión, es una acción que desvela al escritor, y lo tilda de mediocre! Entre la sepia y la sanguínea está el ocre. ¿Se comprende el sentido?

La pregunta genera un vacío. El Estío ya se ha ido. Nada tiene que ver con nada. Es esta la contradicción interna que tiene el escritor. No abundemos en palabras. Entonces…

…Entonces, hay como una rebelión a plantear nuevamente el problema de la hoja en blanco. Si quedó sentada en el banco, un viento se la voló, y terminó quedando en blanco.



Y el problema no se resuelve.

miércoles, 2 de julio de 2008

El Problema de la Hoja en Blanco Nr. 1

El Problema de la Hoja en Blanco

Si se entregase este problema al positivismo inglés, no sería resuelto nunca. Pero esta idea ronda en mi cabeza en aquellas horas en la que me está vedado escribir sobre otra materia. El domingo, día en que sólo trabajan los sacerdotes (esto es una metáfora), vi en un programa sobre política (Hora Clave de Mariano Grondona), que una personalidad, en lugar de derramar sangre, derramó tinta. ¿Y no es esta la clave para resolver este problema? Al derramar tinta construyendo palabras; se van llenando los espacios vacíos de la hoja en blanco. El estructuralismo haría de este problema un problema in eternum.
No creo en la tabula rasa. Algo traemos cuando entramos en el mundo. Lo visible es el cuerpo, pero tiene codificada la información genética.
Cada hoja es un problema nuevo. No soy principiante en esta materia. El lirismo acompaña la reflexión. Cuando tuve que escribir un poema sobre el talento, no pude obviar en pensar sobre aquella moneda de plata de veinticinco kilos: el estipendio. Y, en lenguaje económico bursátil: doscientos mil dólares. Una observación marginal: los dólares creen en Dios. En el verde billete reza la inscripción: In God we trust.

El fruto prohibido es agradable a la vista y bueno para adquirir discernimiento. Pero en la maraña del mundo y la fluidez del tiempo material, "el alcance de la razón" se torna débil. Desearíamos reírnos de nosotros mismos.

¿Qué es la hoja en blanco? ¿Será de un blanco puro? ¿Será el blanco de mis palabras? Como diría Blondel, a medida que voy ennegreciendo la hoja con la tinta de mi pluma, ya deja de ser hoja en blanco.