lunes, 4 de octubre de 2010

Circularidad

La circularidad de la problemática...

por
Ariel von Magnus



El problema dilema de la hoja en blanco ha llegado a su culmen en la circularidad o circunvalación de las propuestas de y sobre la escritura misma... hay "repeticiones", como quería Kierkegaard, pero se dan a lo largo del mismo texto, aquí y ahora, incluso en el mismo blog y el problema sigue vigente...
La gente opina, discute, propone, sugiere, ordena: imperativamente u ordenadamente... el
Kaos es igual de atrayente: de lo contrario no tendría sentido este Blog... se continuará hacia adelante... pero con marchas y contramarchas... la era plástica ha llegado... es inminente... sugerente...

sábado, 2 de octubre de 2010

controversia

El Problema de la Hoja en Blanco Ç


No puedo escribir... pero, si escribo “No puedo escribir”: ya escribí algo...
Algo es “algo”, o sea que es una cuestión lógica: el principio de razón suficiente que reza: cada cosa es idéntica consigo misma.
El “algo”; la “cosa”; en resumen, el “objeto en sí”; da lugar a plantear la cuestión de lo material... Sobre la materia bruta, la carne mortal permite que se exprese el espíritu. Esto no es ninguna novedad. Tal vez sea novedoso el hecho de cómo se lo ha dicho al volcarlo sobre la hoja en blanco... y el escritor se va por las ramas: en un banco estaba el manco, escribiendo, riendo... riendo solo porque “el que solo se ríe de sus picardías se acuerda”... y el reloj digital no necesita cuerda...


Dado en Vicente López, el 25 de julio de 2010.-




algo...
Algo todavía mas “sobre la hoja en blanco”.

por Ariel von Kleist


Escribiendo de derecha a izquierda, la pobre hojita se amalgama con la hoja de la rama del otoño incipiente.
La serpiente verde era la enamorada del alma del estudiante Anselmo.
En la Atlántida fueron felices un mil años patebo.
El señor Archivero Lindshort obtuvo trabajo como bibliotecario en Dusseldorf.
La morfología morfó la elegía.
La locura no tiene medida. La comida es un remedio para el cuerpo y
da fuerzas necesarias para seguir adelante.
Hay que mirar hacia delante, no queda otro camino.

Se podría desandar pero no sería prudente. La gente no se fija y se fía de cualquier persona o cosa eventual. Conventual. Allí las almas que escapaban del mundo encontraban grandes tentaciones. Las vocaciones son escasas y las fuerzas también. En este derrotero a esto queríamos llegar. Luego de muchas volteretas
que da la pobre hojita, se descubre que se ha escrito derecho en papel pautado torcido.
Alguien hizo mal las líneas pero la verdad triunfó sobre la oscuridad.
A la vanidad se le tapa la boca.





abstracción minimalista

Publicado por Ariel von Kleist


cursiva
Cursiva. Necesitaba el autor hacer algo con su hoja en blanco. Y muchos fueron los fueros internos por los que tuvo que atravesar, sujetándose del tubo. El teléfono no paraba de sonar. La voz no se podía escuchar. Entonces dije: “me quedé sin voz y sin vos”, como triste lamento. Lamento tanto que esto termine mal, que nadie siga la pista, que no es una pista de aterrizaje. El avistaje de nuevos rumbos nos comprometen con un nuevo desafío, un nuevo desvarío. Darío compró el diario y el otario oteaba por la superficie de las letras incómodas. Se quería volver a un nuevo “dada”, pero ya no es posible. Matiz tiene un nuevo cariz. Cuando se opone por ser tornasolado al lado del negro de las letras del original. Una zona de gris, que es la zona de los tierras. Tiernas están las espigas doradas por el sol. Se pasa la mano por la superficie y la efigie se extingue en una fantasía fantasmagórica. Alegórica es esta composición de palabras. Es referencial a algo que se intenta decir, pero que no se quiere suprimir. Reprimir el escrito es la tarea del corrector de estilo. Hilo conductor que se corta por lo más delgado y se cae en los “lugares comunes”. Bocetos fúnebres. Sonetos inconexos. Diversidad de sexos. Textos como exploración de una valoración estética antes que ética. Sintética en la medida de lo posible. Plausible... pero irreal. Final del recodo del camino de la hoja en blanco, salteada con un zanco. Caída en una zanja de una zancada. Etacada. Estocada.




La Hoja en Blanco de Caposio

Incomprensión


Ariel von Kleist,09




art. 21. El intento es mostrar un aspecto desconocido. Aspecto en el sentido de la terminación de la obra como obra en sí. Capocito narra su cuento y nos muestra a dos japonecitos que se aman. Pero la historia va por otros derroteros y la muerte viene a buscar a Carlos. Y la muerte se lo lleva aunque él no quiera. El final es trágico, porque sabemos que la historia de amor termina bien; y la historia de la muerte termina de una manera que nos hace pensar.
El arte significa muchas cosas. El arte es hacer que la belleza tome forma, aunque forma y contenido vienen íntimamente unidos. Estas categorías son aporías propias del arte oriental. Sutilezas que se mezclan con la violencia de la vida posmoderna. Aunque la vida fue siempre vida. Para dar un sentido positivista a esto, un breve hayku:


“sobre el estanque muerto
un ruido de rana
que se sumerge”.
(anónimo).


¿Se ha comprendido el sentido subyacente?



Sigue el problema de la hoja en blanco


Algo más sobre la hoja en blanco.


(por Ariel Wackenroder)


Es excelente saber que se puede saber más. Para saber más es preciso estudiar algo en forma precisa. Sin prisa ni pausa. La causa está en el cauce que toman las palabras. Las armas de la luz son las letras que se redactan en la sombra de la oscuridad de la noche.
El lector sabe que algún día se convertirá en escritor. El que no sabe esto no será escritor. Será lector eterno. Se irá al Averno. Todo lo mandará al cuerno. Al cuerno de la Luna cuarto creciente, hecha despaciosamente, luego de transitar el novilunio en Junio. En este mismo mes en un lugar del mundo es invierno y en la antípoda, verano. La mano del redactor sigue oprimiendo el botón de muestra. Demuestra que lo que hay que hacer es seguir completando la Hoja en blanco. Se ha dicho ya que el problema se lo crea el propio autor. Y se lo resuelve en un soliloquio de palabras que van “transitando el tiempo” (Gómez Masía), y también, rellenando el espacio de los intersticios de la Hoja, como la foja cero del Juez de Instrucción. La sensación de frustración no cesará pues la ilusión se renovará ante la escritura caprichosa, como se la ha adjetivado en otro lugar. El tiempo en movimiento dice relación con algo que es más que el mero tiempo. Es el agregado a la pieza que faltaba a este mosaico. Es laico, no a la manera del “laicista” sino en el sentido de lo “no colegiado”, del Episcopado. El resultado será entonces un desembocar sobre aquello que está en la cabeza del intérprete que tiene que tener una guía para poder entender, o mejor, discernir, qué es lo católico de lo caótico.
Lo gótico se ha desfigurado en la imagen de un comic, a diferencia del secreto de la construcción de las Catedrales. Todavía hay mensajes cifrados, libros miniados.
El objetivo es apuntar algunas ideas para desentrañar un enigma, a saber: de cómo puede hacer la mente para entender lo que solamente el escritor quiso decir, sin omitir, pero con emitir frases que parecieran estar disponibles a la libre interpretación del lector, encontrando en las palabras algo que no pensó el escritor.
De la misma manera se opera con el modo de la pintura abstracta. El interesado ve formas que el autor de la obra no plasmó a conciencia. Pero se las reconoce como válidas, como descubrimiento de algo tal vez más rayano en la subjetividad del contemplador. Me contemplo a mí mismo y me contento con esta página, hoja o foja.


Dado en Florida Este, el 27 de junio de 2009.




Problema 1

El problema de la hoja en blanco curioso.

La curiosidad mató al gato. Ató de pies y manos al escritor que se introdujo de lleno en su propio texto. Produjo sensación de desazón. La canción no puede brotar sin palabras, aunque Mendelshon Bartholdi, compuso la “Romanzas sin palabras”. Medel pensó la teoría genética y sus leyes que dicen: in fine, o sea, en fin! La ética discursiva dio paso a la incredulidad, a la sospecha. No hay profundidad donde se escapa por la tangente. La capa y la espada dieron lugar a la pluma del absurdo, que no es zurdo. Burdo es el siniestro. Diestro es el que escribe con la derecha y se sienta en el centro. Adentro lo espera el laberinto de las palabras. El recinto sagrado de la reflexión posterior. La genuflexión hecha el día de hoy, al entrar en la Iglesia. Es Domingo. Es lo que se es.

Ariel Blanco...







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problematica

Problema X-48

El problema de la Hoja en blanco X-48

(por Ariel von Kleist)


Sentado en el Blanco banco, esperando que abra el banco, no sé qué hacer. Porque la crítica demoledora ha dejado al escritor que cambie su historia.
Otros me han ceñido y me han conducido por donde no quería.


¿Importa eso? “¡Es irrelevante!” (Grace-Mango)


Es inelegante la salida, recurriendo a la caligrafía ininteligible. Quería volver al manuscrito.
¡Y la letra me sale horrible! No obstante el soporte informático puede paliar esta situación. Acción de: llevar a cabo muchas cosas que devienen en un fruto sabroso; como el conocimiento filosófico del que habla Jacques Maritain en su libro “El Alcance de la Razón”.
Ya no es posible sostener una tesis de la cual no se tiene una idea acabada. Tal vez, para mi consuelo; ir acrisolándola, en el fuego de la fragua de Vulcano; quitando de la piedra de Merlín, la espada Exxcalibur.
Acero Templado, en esta era de Acero Forjado...



El problema de la Hojarasca II
El problema de la Hojarasca Gris

El problema de la hojarasca tono gris cromático es matemático... Automático es el avance en torno a la congestión de la dilucidación del problema... la confusión para ser confutada...
“Variaciones sobre un mismo tema”...
... es la clave para desentrañar un enigma embozado en... ...oscuridades de curiosidades.
En espectacular ha devenido este Blog,
con sus matices y sus grises. Con sus deslices de frases incoherentes y absurdas. Zurda es la tendencia de la pendencia, y, derecha es la regla que mide lo que se pide. Irse por la tangente es: el continuo escapar del núcleo de la question..., hay que... mirar hacia ambos lados de la Avenida, para que no te atropelle un avión. Jajajjajajijajujaojaje...

¿cómo corno es el gris cromático?
Es como el metal del corno inglés. Un ocre, o un papel madera, o un marrón militar, o un amarillo de nápoles. Si eres ciego no sabes de qué se trata. Si eres sordo no puedes escuchar lo que se lee en el ordo. Abordo la question a disputar en la lid de la liga superior; disfrutar de una fruta sabrosa pero prohibida...
... Cohibida queda la mujer que gusta y hace tentar.
Norah Caubet (que en paz descanse) afirmaba, en su encantadora neurosis, que el fruto del árbol del jardín de las delicias, era un: limón...
...Edmund Alas dahír lo rechaza categóricamente. Se ciñe a la tradición de la imaginería pictórica. Retórica inadecuada por cierto. Evacuada la duda de Eva y dolorida su cimiente; acechada en el calcañar. El centro de la controversia; es debido a una mujer, Varona.
Y no una mona, como hace poco tiempo nos contaron por los medios que un primate de millones de años sería, según la teoría de Darwin, la tatara-tatara-tatara- tía del hombre de Cromagnón. Adulación insípida. Porque “lo más no puede venir de lo menos” (Jorge Benson), y, porque el Dr. en Teología Moral dijo jocosamente que el que cree en la teoría de Darwin:




“el sentido común no le da para más allá que eso,
de creer que el hombre es un:
... ¡hijo de mono!” aluvión de carcajadas a horcajadas.

Ariel Prockophieff



El problema de la Hojarasca I
El problema de la Hoja en blanco: la Hojarasca.

El problema de la Hojarasca se torna poético cuando se presenta un paisaje sublime. Oprime el botón del chaleco, el escritor checo Franz Kafka, y la “Metamorfosis” deviene en metempsicosis. Como si el botón fuera un “botón de muestra”. O, como si fuese el botón rojo del misil atómico, anatómico. Relato tragicómico. Demónico.
Demos otra vuelta de tuerca. Y la tuerta se estrelló contra la puerta. Lo ostensiblemente ridículo puede volcarse en el versículo de cada línea de tiempo. Porque tiempo es lo que sobra. ¿O sobra Hojarasca? Rasca la cáscara del huevo de Dragón halado. De nuevo es menester el hecho del cual avivar el fuego inolvidable.
Análisis terminable e interminable.
Chispita de humor intermitente. Fluyente, como el torrente elocuente... Puente para seguir conquistando terreno en la dilucidación de esta canción de passion sin freno. Argumentando. ...Complicando el cuadro y la escena. La mácula de una noción obscena. Drácula se pasea por el salón cuando abro el féretro, en luna llena. Plena es la nota la... la bemol mayor, fa sostenido,
re doble... jajajaju. Redoble la apuesta y se acuesta a dormir la siesta... Esta es la salida de emergencia... La agencia está cerrada al paso que vamos, o sea a ningún lado...
... Según vamos escribiendo, vamos viendo que se llena la hoja; que se la lleva la informática al ciberespacio... Y despacio, nadie lee. Nadie es nadie. Producto de la barbarie...
... Reducto de interés para complacer a “la avidez de las novedades.” (Martin Heidegger).
Blog de acumulación de soledades... Manipulación de la arcilla electrónica. “Crónica de una muerte anunciada.” (Gabriel García Márquez)...
...suerte echada. Canción Dechada... echada y/o hechizada...


Ariel Fedderer, 09







El Problema de la Hoja en Blanco Obscurecido

el problema de la Hoja en blanco Obscurecido
(con una vuelta de tuerca)

por Ariel von Magnus


“Todo estaba listo para recibir a los invitados, hasta los más mínimos detalles, cuando se apagó la luz”. En rigor de verdad, se le apagó la luz al escritor y éste no sabe cómo seguir adelante con su Historia. El rito de invocar a la diosa Musa con el consabido: “Había una vez...” no le resultó positivo. ¡Y eso que leyó mucho a Auguste Comte!
Lo cierto es que quedó privado de todo recurso, pero igualmente no quiso que su Hoja se quedase en blanco. Borroneó varias páginas, y pátinas de pintura satinada, la nada le enseñaron, no porque fuesen docentes, sino porque caían como ráfagas de tormenta por su imaginación.
Quedó acorralado en su propia encrucijada.
La alborada lo sorprendió sumido en un sueño profundo, reclinada la cabeza sobre su mesa de trabajo, ubicada en el dormitorio, con una gran cantidad de bollos de papel carta arrojados al cesto de basura. La blancura, ha sido maculada; si al escritor, se le permite tal expresión.
La comprensión indulgente, debiera provenir de la gente que lea este texto y, vea que el intento tiene razones poderosas de acabar en “espinas y rosas”. (al P. Mauricio Miguel Tavella).

Dado en Florida Este, el año de 2009.







El Problema de la hoja en blanco Expressivo
Del mío tormento

Ante una suerte dudosa e infausta he de sufrir, ¡OH caro mío!, el mío tormento. Aumento de pena. Preocupación incesante. “La insoportable levedad del ser.” Carecer de razón, como no lo hubiera expresado Platón. El violín llorón gime en mi lugar, porque no me han quedado lugar para las lágrimas. Mis ojos se han secado. El cuerpo fue disecado. El alma ha volado, y, revolando sobre las aguas marinas, busca las linfas. El texto se diluye en una subjetividad idealizada. “La idea se piensa a sí misma.” (Wilhelm Frederich Hegel). Carisma posee el escritor hacia sus compañeros de dolor psíquico. Todavía en algunas cosas no puede decir que no. Pero en otras, la firmeza es contundente. No era carente de advertencia ese relato cuando el relator en el capitulito penúltimo, advertía de pronto, ubicándose en una postura algo omnisciente; que el protagonista, a pesar de la voluntad del cuentista, moriría cruelmente asesinado. Confiado publica su texto, y, como era de esperar, no fue comprendido. Fue elogiado por sus dotes de escritor pero el relato planteaba un desafío que rayaba en la fantasía. Y se creía que esa misma fantasía se haría realidad. Tuvo que salir al cruce y explicar, como le habían enseñado, que: la literatura es “evasión” de la realidad, en uno de sus aspectos. Perplejo se queda cuando descubre que para él “la filosofía es la búsqueda de la esencia de la realidad”. (Ariel von Kleist). Es un contrasentido, porque la realidad es lo que se precisa tener ante los ojos. La investigación de la verdad es ardua, y, cuando se la ha encontrado, hay que esforzarse por divulgarla...
...Escribo como ejercicio de preparación para textos nuevos. No bizarros... La novedad es lo esperable, lo nuevo no necesariamente tenga que ser lo bueno. Debo confesar, ahora que escribo en primera persona, que este giro de recurso expresa un deseo insatisfecho. He sido cruelmente castigado. He sido impugnado. (De profundis)... Pero debería alegrarme porque asimismo trataron a los escritores que hoy son elogiados. (Oscar Whilde). Pero los sentimientos no se pueden ocultar, a no ser que se agudice la patología neurótica. Este tema será depositado en el odre del lugar de penas y lágrimas. No puedo describir una tormenta en un momento en que no llueve en Florida Este. La tormenta es interior. ¡La declamación es superior! ...

...La declamación es superior porque se ha desatado una tormenta de passiones. Las ficciones de Adolfo Byoi Casares no pueden concretarse en realidad. La facilidad de “mi pluma que llora sobre el papel” (Edgard Alastaír), arroja lágrimas de tinta negra, como la ingratitud del mancebo que debe llevar el encomio, y yo el escarnio. Así lo ha sentenciado Platón, y no se pueden cambiar las categorías propias del amante platónico. No se puede argumentar y tratar de hacer cambiar de parecer a un filósofo de los grandes y de los clásicos; más aún cuando ha muerto hace veinticinco siglos. ¿Por ventura se puede volver atrás toda una cultura occidental? El que esta “cultura” sea extrañamente, o mejor, bizarramente vanidosa de sí misma, es un dato curioso. Porque no me canso de repetir que está en crisis, entendida como cambio sin connotación del ethos por una falencia de formación de los adultos, que se contentan con leer al menos un par de revistas llenas de superficialidades, que no les permite profundizar en nada. El criterio es “hilar fino” (Mons. Héctor Aguer) y aprehender algo más sutil, teniendo una sensibilidad que no se puede adquirir con el dinero. Más bien el dinero contribuye a fomentar los vicios; y los resquicios de la cultura que llega a su culmen, se hacen sentir...
...La razón da lugar al sentimiento. Si no se tiene sangre en las venas no se puede apassionar el escritor por las bellas letras. Aunque sea incoherente (lo tenemos en cuenta) el escrito presente, no es carente de sentido. Se ha pedido que no se nombre al depositario del amor, a tal punto, que es de notar que nadie lo conoce, que tener una traducción de su nombre de pila es una pista, pero no una certeza. Que la metamorfosis del juego de palabras, vacía el contenido de lo real y lo transforma con un criterio de “ficción”, muy diferente al de “fantasía”. “Lamentabile sane exitu” (Pío X), me he convertido en un “escritor entendido como productor de textos”, como lo expresara Hans Küng. Hay como una especie de esperanza en que se volverá a revisar lo escrito y se corregirá lo dicho hasta que tenga un contenido que “desde la comprensión” (Lic. Adriana Carlóvich), sea comunicable a los demás. ¿Es necesario? Son preguntas de escritor. Como el chef, redacto mi “libro de autor”. Cuando se extinga el fuego, quedarán las cenizas y de ellas surgirá el aeve Fénix. Y volará muy alto, como nunca lo había hecho antes. Estamos en el fondo de la question enigmática. Un especialista en numismática se interesaría por las monedas que salgan a relucir, ya sea que el cobre o la plata tengan un dejo de brillo inconfundible.
Anamnesis
Algunas consideraciones previas:





El problema de La Hoja en blanco nr. 9


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El problema de la Hoja en blanco plantea un problema. Cuando se hace crítica sobre el asunto, que no se sabe a quién le interesa el problema, cuando en realidad lo que se espera son las “soluciones”; es el paso subsiguiente. No podemos saber si es el paso final. Porque hay otra crítica que alude a que se debe ser más simple, ¿por qué tanta complejidad? Es la pregunta del poeta. Pero la respuesta del filósofo se hace esperar, pues él analiza la realidad radical sobre aquello que se tiene entre manos. Pero aquello se diluye y “se escurre como el agua.” (Alejandro Priano).
Una consideración psicológica, sin entrar en este asunto es que el título de la obra “El miedo a la libertad”, fue colocado en forma muy atinada.
El filósofo francés Alain Badiou, afirma que hay que pensar “El Siglo” como el siglo se pensó a sí mismo. Porque el siglo XX a pesar del peso de sus dos guerras, tuvo tiempo de pensarse. El filósofo francés va a buscar al final de su recorrido filosófico a Hegel. A quien quería confutar...Se exigía un pasaje del pensamiento al acto concreto, se exultaba y exaltaba la acción por la acción misma. Pero algunos intelectuales, han tenido tiempo de detenerse a considerar la gran historia de la filosofía. ¿Cómo hemos llegado hasta el día de hoy? Hubo que reconstruir lo destruido por las bombas nucleares, y se ha visto que no conviene a ningún sector de los países que incursionan en la energía nuclear, hacer uso de las mismas armas, pues se teme que una tercer guerra barra al hombre de la faz de la tierra. El equilibrio de fuerzas da paso a la diplomacia... ¿ o la neo-guerra fría?

Si el hombre moderno quiere disfrutar de los placeres que le da el consumismo, sabe que no debe matar groseramente. El hombre es victima y victimario de la sociedad de consumo y de la sociedad de la información...
Por algo las políticas de control de la natalidad. Europa está atravesando una crisis por su propio egoísmo individualista. Manda hacer a otros lo que ellos no quieren,
por considerarlo trabajo sucio y servil...
...Se han hecho borradores de ideas. Y lo que el filósofo piensa lo va volcando a su ordenador. Lo cual no quiere decir que su cabeza esté ordenada. Hay un impulso frenético por escribir... El arte de la palabra es el más sofisticado aunque la religión deba prescindir de las palabras para mostrar sus misterios más hondos.


Tomás de Aquino, consagró toda su vida al estudio, y cuando vio en revelación extática lo que había del otro lado del umbral de la vida, decidió callar. Decidió abandonar los elementos de escritura. Por eso es tan importante considerar la afasia. No porque sea el preludio de la
Hoja en blanco, sino porque es el final del recorrido de la escritura. El problema de la Hoja en blanco se resuelve con la última página, también en blanco. ¿Sería entonces el hecho de considerar que este problema es un circulum in probandum? (Cf. Martin Heidegger).


Botticelli se encargó de ilustrar cada etapa de las escenas de “La Divina Comedia” del Dante. Comenzó por el infierno y fue en ascenso por todas las estaciones o capítulos de la larga descripción de la travesía. Pero cuando hubo de acercarse a los círculos de los Cielos, los dibujos se hacían como si fueran cada vez más imprecisos, hasta que al final, dejó la última “hoja en blanco”, porque se consideró incapaz de llevar a cabo una ilustración de la Divinidad Celestial. Pero es de destacar que el pasaje por los infiernos y las penas del purgatorio tenían una factura muy acabada y precisa. Es como si los tormentos de alguna manera necesitaran ser representados, como para alivianar la conciencia del contemplador. Lo feo, horrible, monstruoso, tormentoso, prosaico, vulgar, asqueroso, mórbido, pérfido, siniestro, espantoso y todos los adjetivos calificativos que hubieran de entrar en la familia de adjetivaciones de lo que hay en el Hades, son factibles de representar de una manera plástica a tal punto que pueda decirse con Umberto Eco: “¡Qué hermosa es la fealdad!”... “Para gustos están los colores” (Pablo Turtu), y lo coloreado de este valle de lágrimas, irrumpe con una fuerza y poder sobrecogedor... El arte de saber decir implica el arte de amar las bellas letras... Así vamos avanzando por polos opuestos, y, requerimos de los derroteros de otros para asirlos a la vuelta de la esquina; y así, transformadas las categorías, que en definitiva son los parámetros que toma el filodoxo, (nombrado nominalmente por Eggy), se las devuelve con la transubstanciación de la cultura actual, pues actual es la frase clara y argentina que dice: “la cultura la hacemos nosotros”.



Excursus

El filodoxo no quería alejarse mucho de su casa. Quería intentar otra travesía. Se obstinó con el pensamiento que necesitaba alcanzar el inicio de la escritura. Que con una oferta bien empaquetada se lanzaría por los derroteros de los pensamientos que le darían grandes escarmientos. Sabe que el amor lo impulsa a escribir y concebir imágenes no deseadas aunque tal vez; si son trilladas por otros, y, cae en “lugares comunes”, le queda el vano consuelo que sus esfuerzos no han sido en vano, y esto no debe interpretarse como una redundancia, sino como la tolerancia de su angustiosa Passion. Compasión recibirá el objeto amado, porque según la doxá de Platón, los laureles se los lleva el depositario del
Amor-Eros-Adonis-Narciso,
y no el perpetrador del más puro y noble sentimiento.
Así se echa de ver lo injusto que es el amor humano.
Es noble, es servicial, busca la compañía y la solicitud; y, recibe en estipendio, el escarmiento. El escarnio es propio de aquél que no se ha consolado, y ha amargado su garganta profunda, y, ha armado su mano con un puñal. Trágico y dramático final.



Carta al Protagonista de los Cuentos Cortos

JMJT
+Jesús
Estimado Eggy:
Me alegra que hayas respondido a mi e-mail. No sé si te has tomado tiempo para ver el Blog Cuentos Cortos. Los últimos dos textos responden a un estado de miseria de la filodoxía. Las ideas que se van deshilvanando o desgranando a lo largo de relatos que no cuentan nada, las "meditaciones"; obedecen a estados de conciencia muy especiales. Este medio me permite realizar esta reflexión "machacona" propia de Occidente, es decir, de rondar sobre una idea en particular, que resulta interesante al escritor, y la analiza desde todos los puntos de vista posibles. Lo dicho es imposible de llevar a la praxis en un sentido de absolutismo ideológico. La época del pensamiento fecundo dio lugar a “promesas de sistema” que no han logrado alcanzar los objetivos de los programas prefijados. Hay un grado de abstracción en el uso de los términos, propio de lecturas arduas e interminables. El “análisis terminable e interminable” tiene su concreción en el espacio terapéutico, cuando el profesional dice: "dejamos acá". Considero que debe ser una expresión amada por los amantes de Freud, que aunque él se considerase ateo y con ello llevase a sus adeptos a la incredulidad "ya tiene sus teólogos". Consideraba que la religión era una ilusión infantil. No puedo extenderme en este punto capital. Pero el análisis "interminable" es la continuación del pensamiento en la quietud de la noche, donde nos aterrorizan los fantasmas del tiempo futuro; que no obstante su poder sobrecogedor, se van transformando en imágenes que se colocan ante la mirada en forma de problemas a solucionar, y el desafío que implica comprometerse con algo palpable. El fantasma de ayer se transforma en la confusión de hoy; y al cambiar de nombre, cambia de tono, de su realidad radical y de su sentido. Llegados a este punto, sería interesante detenerse a considerar los aspectos de los resultados de lo expresado, con las herramientas del lenguaje que tenemos. Si vamos al caso del diccionario, una palabra es explicada con otras palabras que se le asemejan, para intentar dar mayor claridad a la palabra cuya definición se trata de conseguir. No siempre se logra, sobre todo en los niños, que necesitan que los maestros les expliquen los conceptos con la técnica propia de la pedagogía. Para terminar, lo asombroso del hombre es que es capaz de aprender; por ende, hay quienes se esfuerzan por enseñar, aunque sea con una cuota de sabiduría, porque se cree aún en el progreso de la humanidad. "El futuro siempre es más prometedor de lo que parece". Y, como el ave Fénix que revive de las cenizas, la miseria, o la Historia y el barro de la filosofía, se explicita en el hecho mismo de creer que todavía es posible por lo menos filosofar. Los resultados no se ven en un tiempo de obscuridad.
Con el afecto que nos une como amigos,

Ariel Franckfürt

problematta

El Problema de la Hoja en Blanco Nr. 7

Las vueltas de la vida. Había anunciado el escritor que culminaría el blog del Dilema de la Hoja en Blanco... Pero cabría tal vez una repetición. Mejor expresado, un estado de continuación lógica y formal. No es posible abandonar el trabajo cuando se dispone de los medios adecuados. Más abajo hay una clave a develar. La reiteración es la acción por la cual se retorna y se aborda la Hoja. Edgard Alasdair escribió algo al respecto: "llora mi pluma sobre el papel..." La mella es la letra bella. Es aquella querella que somete el redactor al pretender seguir sin distinguir precisamente lo que se dice en forma balbuciente: conocer. Se ha expresado también "saber ver"; ordenar las ideas para que de algún modo se produzca algún nodo, capaz de conectar la realidad de lo indecible, de lo indescifrable. Accesible no es. El ser es ontológicamente inaccesible. Asequible... puede ser. Pero no es posible mencionar al ser sin decir: el ser es...
El Problema de la Hoja en Blanco se ha tornado más bien filosófico. Es el primer punto de contacto, la primer revelación que se le hace al lector. La labor de trabajar con filosofemas hace que se continúe la empresa de la Filosofía, sí, con palabras mayúsculas. Se la celebra con alegría y renovado entusiasmo. Es como la dulce etapa de un romántico noviazgo. Se desea la armonía que articule las cuestiones. Las opciones son varias y variadas. Se sabe cómo comienza una labor, pero se desconoce cuando y cómo concluirá. El anuncio requeriría de un "nuncio" que dijera: ¡ no todo está perdido !

El Problema Dilema de La Hoja en Blanco Nr. 6
El Problema de La Hoja en Blanco Nr. 6


Me apremia la necesidad de la manera más imperiosa. Porque la prosa necesita tener su ilación propia. Un romántico alemán escribió: “No se lograba comprender la palabra, porque la palabra no se comprendía, no quería comprenderse ella misma” (Novalis). La palabra se volatiliza en afasia.
Todo tiene su ritmo que no es el que da las manecillas de un reloj. Es la dilación de la vida, el intento de expansión del alma. La búsqueda del territorio nocturno donde cobijarse, a pesar del aguacero que se oye caer con fuerza, allí fuera. Por alguna enigmática cuestión o razón, el escritor se refugia en la noche silenciosa del interior de su ser. La lluvia es como “una noria de aguas limpias, un blanco silencio de horas” (del Himno de las Laudes del I Viernes del “tiempo ordinario” de La Liturgia de las Horas). Aunque a la postre se transforma en un telón de fondo monótono. Las horas que pasan se obtusan. Y la frase se metamorfosea.

El escritor interrumpe su tarea y, va hacia la cocina a preparar “la ceremonia del té”. Toma una taza de porcelana inglesa y la da vuelta y la coloca sobre el plato de ribete barroco azul celeste, con guardas de filigranas. Introduce un saquito de té rojo, el que toman los emperadores de la antigua China, y espera el primer hervor de la pava, que a su vez está sobre la hornalla. La infusión exhala un tenue vapor... y se la deja estacionar unos cinco minutos eternos, como se deja añejar un vino generoso durante generaciones.

El escritor toma la página siguiente y, siente que lo que vaya a escribir en ella, son fragmentos de freses ya trilladas por otros escritores. Comenzar diciendo: “El sol estival calentaba las calle de...” (Mario Puzzo) es un cliché muy utilizado en la literatura. ¿Qué aporta a la cultura? El escritor deja la pregunta abierta.

La literatura podría acusar al escritor de no ser bueno. Esto es una verdad a medias. Porque puede ser que haya obras mejores, de noches con plena visita de la Musa. La escaramuza es el vicio que rodea al hecho de redactar a contrarreloj, cuando el tiempo se obtusa. El inicio ha quedado muy atrás y la obra va madurando. Perdurando en el ambiente. Se desea que haya un cliente que la adquiera. Como quiera que fuera, afuera la lluvia cae. El escritor aprovecha esta oportunidad. Pertrecha un argumento: que lo único que le importa es el hecho mismo de escribir. De solucionar “El Dilema de La Hoja en Blanco”. Y así los vacíos se van llenando.
Si tiene todo esto algún sentido habría que formular una nueva pregunta: ¿Sirve acaso redactar una catarata de palabras de barata literatura? ¿Qué le sucede a la cultura? Y aquí van dos preguntas entrelazadas. Si las palabras no son entendibles no se puede establecer un diálogo con el lector. Asequible es el saber de tipo informativo, pero no formativo. Esto no lo obtiene un público pasivo. Pareciera ser que se está escapando hacia delante. El amante de las bellas letras toma palabras prestadas y concluye: Es este “El menguado fruto de mis pobres desvelos”. (Berkeley). ¿Por qué? Extenuado bruto de mis sobres de deseos. (Metamorfosis de la frase).

Ariel de los Arieles.


El Problema de La Hoja en Blanco Nr. 5
El problema de la Hoja en blanco Nr. 5


La Passion desborda el interior celestial. Fondo azul celeste. Manuscrito azul Francia. Arrogancia de palabras que desean lo impensable. Mudable en ejemplos cual si se visitasen templos. Tiempos de saber ver y elegir. Dormir para curar el alma.
Calma, calma la armonía, calma.
Eudemonía requiere de filosofía. Correría tras el deporte del fox hunting : la caza del zorro. Pero la casa del zorro quedó tras de sí al ir a la máquina. Esquina curvada, calle cruzada o cursada, como se podría decir ahora. Si se aprueba es porque no le atropelló un auto al escritor. Ojos glaucos bajo el estertor de ruedas.
“Hombres y Engranajes”. Sábato descansaba en sábado. Pasaba la hoja y el problema se cruza con el dilema. Cual colmena de abejas es el ímpetu de acercar orejas. Impromptu Nr.1. Acertar la idea y encender la tea del saber. Y esto es volver a plantear el problema. ¿Se necesitará de un esquema? Un esquema preconcebido. Subido de tono, cual si probar la tesitura de un instrumento… “¡Del mío tormento!”



El Problema de La Hoja en Blanco Phy
El Problema de la hoja en Blanco phy.


Es éste el gran problema del momento. La crisis en la que nos planteamos el para qué del arte.
En un mundo, dominado por la tecnología, dónde el hombre “sabe lo funcional que es éste” (Joseph Ratzinger), todavía quedan preguntas por realizar.
Hay una corriente que intenta integrar con los medios de la técnica nuevas experiencias de investigación. Pero por de pronto se ha corrido el eje de la cuestión que se está esbozando. No se puede pretender que se crea en una tabula rasa, aunque sea una paradoja que en este momento, no recuerde quién planteó primero este problema. La afasia es tan solamente una hoja de hojarasca.
Por otro lado, Sören Kierkegaard escribe acerca de quien quiera escribir un libro, hará bien en forjarse toda clase de conocimientos sobre el tema a tratar, y también estudiando lo que han escrito otros sobre el mismo tema.
Y, cuando está listo, “escribe su libro con la misma facilidad con que el pájaro entona su canción” (El concepto de la angustia).
El arte por el arte es el planteo actual. El arte de amar sabe decir muy bien sobre el arte de escribir. La Musa no es Medusa; esa especie de Gorgona escapada del aquelarre de las llamas del Averno, con un cuerno en la mano barre el aire enardecido que fisgona. Perseo dijo:

“si cortarle la cabeza a la Gorgona hubiera sido un juego
un susto imaginario a cada paso
de la infancia”
Wenceslao Horacio Maldonado.

phy

¿! De qué se trata todo esto!? Es una expresión de sorpresa, de consternación. ¡Oh admirable problema! Cuyos blancos se van llenando en letras articuladas en palabras a su vez ordenadas en frases, en loca poesía, en torno a resolver este problema. Llegados a este punto, es decir a la mitad de la página, se deslinda un nuevo inconveniente. En que llega el sol poniente y la mente se queda en blanco. Necesita del sueño del cual el escritor es dueño. Y quedaron cosas por desarrollar, aunque cual si arrollar una alfombra, se descubre la tierra de sombra. Canta la Alondra.
Ariel Schwartz, =
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El Problema de La Hoja En Blanco Nr.4
El Problema de la Hoja en Blanco Prospectivo





En el inicio del problema de la hoja en blanco se plantea la pregunta fundamental. ¿Es capaz el escritor de llenar su hoja en blanco cuando la inspiración realizó una suerte de conspiración? Responder esta pregunta requiere de mucha imaginación. Y es la concreción de un recorrido por las páginas de este libro.



El escritor quisiera comunicarse con el lector. Para eso le ofrece un texto. Y el lector escudriña las páginas, cual si un pintor dejara pátinas en su obra pictórica. Retórica está presente aquí. Así se va configurando un sistema de diálogo que no tiene devolución inmediata. Reducción al absurdo. Burdo y ridículo pareciera ser el planteo: la contradicción de la contradicción.



En un esfuerzo ingente, mucha gente corre apresurada por el río de la vida. Se podría determinar su partida, como una partida de ajedrez, pero está partida al medio porque no se conoce su final. Cabal planteo no exige ni exime de rodeo. Pero el escritor escapa por la tangente. Carente de un plan preconcebido sigue emergente. Sugerente es este espacio, es decir el blanco de la hoja. Y es recipiente que recoge reflexiones, no exentas de pasiones, por escribir y nutrir el campo de la literatura. La escritura es una dura faena, pero vale la pena.



¿Cómo encontrar la palabra adecuada? Controlar la prosa poética que se aborda aquí, es el delicado equilibrio, por no romper una copa de vidrio. Auxilio ha de pedirse a la memoria cuando hay que medirse con soltura. La mesura es signo de cordura. Signo de signos...
Designios son como el halo de misterio que retrotrae el criterio. En esto se basa el planteo a tratar, bajo títulos sugestivos, los diversos pasos a seguir en este empeño.
El dueño de la hoja es el escritor. Y se le escapan de las manos palabras que, luego de muchas trabas, corren como manada de cabras.






El Problema de la Hoja en Blanco Nr.3
El Problema de la Hoja en Blanco Principal



El problema eterno de la Hoja en blanco. El de aquel escritor que deshacía las palabras para ver de qué estaban hechas. El escritor actual no se sirve de ningún manual literario. No desea ser ordinario y tomar de los libros cómo se debe escribir. “Ni dominio ni sometimiento, empecemos por vivir” (T. de la Riega). Y, en este existir verificamos lo que nos cuesta hacernos dueños de la palabra. “Tengo un libro que me presta su sabiduría” (Kant). Camaradería entre colegas o tratar de defenestrar al filósofo con todo un señor libro. El campo de las ideas es más peligroso que el político. Por eso el político se refugia en ideologías. El mejor político es el mejor ideólogo de su época.



Había una vez un filósofo que se embarcó en la aventura de escribir un libro sobre su profesión. En el prólogo confesaba que sabía cual era el comienzo o el punto de partida, pero ignoraba a qué puerto llegaría; cual sería el resultado de su investigación. Mucha acción y muchas peripecias, cual como condimentar con especias una exquisita comida. Espera a ser servida en la tabula rasa, que ya tiene a priori algo; la tabla de madera y las patas.
El escritor se da cuenta que ha caído en una contradicción interna de su libro. Ve el acuciante problema de la hoja en blanco, pero no puede aceptar que la mesa no tenga nada previo. Hay un término medio. Sabe que se discutió acaloradamente sobre los ejemplos de la tabula rasa y la hoja en blanco. Se quisiera aclarar que la mesa es un “medio para”, una ilustración de un problema de raciocinación. En cambio “La Hoja en Blanco” es un hecho propio de quien no encuentra palabras para escribir. Se entrelazan los temas, se da millares de vueltas. Y así surgen cuestiones sueltas.


Podría compararse con el arte, el portarse ante la tela de la misma manera. Pero si el pintor no tiene idea de qué representar, podría manchar de rojo furioso hasta el caballete.
El rojo es un tono que llama la atención. Por eso es muy utilizado en marketing. Se abusa de él en su forma más saturada. La saturación es la pureza del color. Pero, volviendo, se descubrió que la Musa inspiradora no es la misma en el pintor. Tan solamente se nutre del color. El escritor establece a priori que tiene necesidad de comunicar algo, dicho con “palabras que en sí mismas son imágenes que desnudan el alma para aliviarla” (Baddouh).



El problema principal está ante la vista pues se han dado varias pistas...





El Problema de La Hoja en Blanco Nr.2


Blanco sobre Negro

Por Ariel van Ruyssbröeck


El problema de la hoja en blanco va de la mano con la necesidad de escribir.

Cuando se escribe blanco sobre negro se quiere llamar la atención sobre el texto.

El autor puede llevar al lector a un inmenso desierto. Mostrarle la extensión de su aridez en un instante. Un infante viajaría lejos con sólo cerrar los ojos. Y un filólogo quería vehementemente, a costa de oscurecer su mente, que rengos, sigamos su pensamiento. Lo cito a continuación:

El desierto está creciendo;
¡Desventurado el que alberga desiertos!
(Nietzsche)


Me viene a la mente aquella idea que versa sobre lo siguiente: en este mundo supuestamente organizado por ordenadores, hay un gran desorden. Hoy vengo a la máquina, y encuentro que no puedo subsanar errores de puntuación debido a la configuración. El desorden es más moral que organizativo. Me encuentro impelido de hacer este rápido diagnóstico, donde la idea principal no es mía. Pero tampoco puede arrogársela un gnóstico. Por alguna extraña razón, existen millares de productos, de los cuales el noventa por ciento, no sirven para nada. La publicidad está abocada a vender lo que no se necesita. Y la ilusión prontamente se marchita. ¡Y pensar que hay una industria alrededor de ello! ¡ El desierto se ha cubierto! Cuando Kierkegaard decía que“Nuestra época organiza una verdadera liquidación en el mundo de las ideas como en el mundo de los negocios”(Temor y Temblor), tenía razón. Y eso que era un hombre de la vieja Europa del siglo XIX. El mundo como “mundano” se ha ido identificando consigo mismo. Otro istmo que había visto un melancólico y bucólico “El mundo es mi representación” (Schopenhauer) .
¿Cuál es aquella magia que consiste en apresar una idea e ir corriendo tras ella? (Lo grafico de esta manera, porque la era de la lectura, no espera su factura) .
Hay que reconocer que es difícil exponer este tema, como lo practica el encarnado “prestidigitador de palabras” (Urs von Balthasar) . Ese encanto es propio de los poetas.

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¡La contradicción de la contradicción! Es la expresión del rostro de la soprano que interpreta una canción jubilosa. La prosa desea seguir continuando cual se deviene: poiesis. Pensando...
en salir del blanco sobre negro. Cual si se hubiese metido en el fango, el ido autor ya no puede volver atrás. ¡Saciarás tu sed de lectura! Le susurra a la creatura.


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Algo más sobre el problema de la hoja en blanco



La hoja en blanco es de un color acromático. Y el negro de la tinta también. El escritor aclara que redacta su manuscrito con tinta negra. En la escuela se usaba el azul, como el profundo cielo de esta tarde de abril. Mil recuerdos...


...Entonces...se aborda el problema serenamente, porque fatalmente hay problemas de gran, difícil solución. Aproximación que se hace en un momento de reflexión. El escritor podría entonar una canción. Pero su voz, a diferencia de la soprano, carece de una adecuada afinación...


...Pero, la alegría de esta algarabía, ubica en la vía del encuentro frontal con el problema de la hoja en blanco. A medida que se pasa el día, habría que “transitar el tiempo” (Gómez Masía). Con otras palabras: ocupar el tiempo con un texto literario. El escritor ve complacido que no hay vacío. Su día transcurre a plena luz de “un sol esplendente” (Heidegger).
El problema se va tornando barroco. Evoco otros tiempos y otros lugares, como lugares comunes, en donde convergen ideas para aportar una solución al problema de la hoja en blanco. Que tanto el escritor como el lector resulten enriquecidos con la satisfacción de momentos parecidos. Lectura y escritura en contraste con escritura y lectura.


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El problema de la hoja en blanco enésimo



El escritor toma la enésima página, y sabe que al acabar con ella, no quedará en blanco. Dejará sobre el rugoso papel la marca indeleble de una escritura endeble. (Que en definitiva no deja de ser su escritura caprichosa). Seguirá rondando en las mismas palabras de manera viciosa. Comprenderá que la materia viscosa de la tinta no permanecerá ociosa. El comprender ya no es un “poder ser” (Heidegger), a lo sumo un “saber ver”.


¡Oh prodigio inigualable! Al llegar a la mitad de la página enésima, el autor siente un aliciente para su cometido. El de poder sacar partido de la obstrucción casual y labial de las palabras. ¡Abracadabra!








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inicio

El problemita de la hoja en blanco
El problema de la hoja en blanco diminutivo



El problema es como ahogarse en un vaso de agua. Pero, al igual que la lluvia que dos veces a caído en este librito, si se derrama el vaso se moja la hoja. ¡Qué extraña paradoja! La que alguien coja la hoja y así la rima es supina. ¿Tendrá un estigma? Depende de la fuerza que se ejerza sobre la superficie del papel. Aquél que haya encontrado el phatos, irá volando como un albatros. Jugando con las palabras espera el escritor que algunas puertas se abran.



El problema de la hoja en Blanco 1.III
El Problema de la hoja en Blanco Nocturno



27 de marzo de 2008


Si se propusiera este problema especialmente en esta noche de lluvia, aunque logre resolverlo, se mojaría el papel. La noche en vela aguarda “los sonidos del alba”. Por ahora se escuchan los truenos, buenos compañeros para la noche larga. Carga muy pesada es el hecho de sentarse a la mesa y esperar a "La Musa inspiradora". Hoy ha llegado, "lo demás es trabajo".
Veo que estoy robando las ideas de A. Pérez Móleck. A lo mejor podría interpretarse que el escritor comprendió muy bien las pocas clases que tuvo con ella. Ella es finamente graciosa. Tiene espontaneidad en su sentido del humor. Otra idea es la que consiste en ir adquiriendo algo que se llama "pensamiento plástico". Y aquí llegamos al núcleo del problema de la hoja en blanco. No es el problema del ingeniero que tiene que llenar su hoja con un plano, o lo mismo el arquitecto, aunque busque la estética; igualmente el artista plástico con su dibujo. El escritor aglutina todas estas ramas del saber en un relato ameno. En este caso es el gusto por el arte.
El problema de la hoja en blanco sería preguntar al escritor por qué lo hace, o quién se lo pidió. Nadie. La iniciativa es de él, y él sabe que en el fondo, plantea un problema que se va a resolver. Creo que un filósofo dijo: “Un problema bien planteado es un problema resuelto”.

La lluvia ha vuelto a caer pesadamente. Porque el clima es monótono. El tono de la melodía de violín y piano acompaña al escritor mientras se encuentra conforme de haber llenado su hoja. A fin de cuentas, es una buena velada. Sin bebidas alcohólicas. No es tanta la algarabía como para brindar. El escritor no puede celebrar solo, en el transcurso de su labor. ¿Con quién chocaría su copa? ¿Con su editor?



Amanecer del mismo día



El Preludio del Problema de la hoja en Blanco


Amanecer del mismo día. En el que pían los pajaritos. Digresión. Por no querer abordar, desde el comienzo, el problema de la hoja en blanco. Para Platón puede haber un caballo más blanco que otro, pero El caballo puramente blanco, que no tiene igual, se encuentra en el mundo de las ideas. Y allí pretende tender el filósofo griego. Hacia otra dimensión que no sería el contorno de los bordes de la hoja.
La hoja de un blanco perfecto no se encuentra aquí. El papel puede ser mate o satinado. Mate al Rey y atinado el consejo.
En este problema, el escritor se escapa por la tangente, al ser sorprendido por el amanecer incipiente. ¡Oh, cuánto anhelaba la noche silenciosa! Donde pueda escribir su prosa en la hoja preciosa.

















El problema de la Hoja en Blanco Nr. 1.II
El Problema de la hoja en Blanco Taciturno



Había una vez una pobre hoja en blanco sentada en un banco. No sabía si la iban a garabatear con sepia o sanguínea. “La línea habla” (Marguit). Y el escritor solamente ocupa su mente en realizar una crónica de lo que le ocurre a la hojita. ¡Es tan pequeña! No es dueña de hacer lo que quiere. El escritor la manipula con la excusa que es cultura. Pero hay quien se burla por ser burda. En el lunfardo le contestaría que está en curda. ¡Forzar la lengua por colocar la prosa poética a presión, es una acción que desvela al escritor, y lo tilda de mediocre! Entre la sepia y la sanguínea está el ocre. ¿Se comprende el sentido?

La pregunta genera un vacío. El Estío ya se ha ido. Nada tiene que ver con nada. Es esta la contradicción interna que tiene el escritor. No abundemos en palabras. Entonces…

…Entonces, hay como una rebelión a plantear nuevamente el problema de la hoja en blanco. Si quedó sentada en el banco, un viento se la voló, y terminó quedando en blanco.



Y el problema no se resuelve...






El Problema de la Hoja en Blanco Nr. 1
El Problema de la Hoja en Blanco

Si se entregase este problema al positivismo inglés, no sería resuelto nunca. Pero esta idea ronda en mi cabeza en aquellas horas en la que me está vedado escribir sobre otra materia. El domingo, día en que sólo trabajan los sacerdotes (esto es una metáfora), vi en un programa sobre política (Hora Clave de Mariano Grondona), que una personalidad, en lugar de derramar sangre, derramó tinta. ¿Y no es esta la clave para resolver este problema? Al derramar tinta construyendo palabras; se van llenando los espacios vacíos de la hoja en blanco. El estructuralismo haría de este problema un problema in eternum.
No creo en la tabula rasa. Algo traemos cuando entramos en el mundo. Lo visible es el cuerpo, pero tiene codificada la información genética.
Cada hoja es un problema nuevo. No soy principiante en esta materia. El lirismo acompaña la reflexión. Cuando tuve que escribir un poema sobre el talento, no pude obviar en pensar sobre aquella moneda de plata de veinticinco kilos: el estipendio. Y, en lenguaje económico bursátil: doscientos mil dólares. Una observación marginal: los dólares creen en Dios. En el verde billete reza la inscripción: In God we trust.

El fruto prohibido es agradable a la vista y bueno para adquirir discernimiento. Pero en la maraña del mundo y la fluidez del tiempo material, "el alcance de la razón" se torna débil. Desearíamos reírnos de nosotros mismos.

¿Qué es la hoja en blanco? ¿Será de un blanco puro?
¿Será el blanco de mis palabras?
Como diría Blondel,
a medida que voy ennegreciendo la hoja
con la tinta de mi pluma,
ya deja de ser hoja en blanco.















Lectio
Preparándose para leer


Antes de leer voy a escriturar...

...escriturar se realiza con una casa.
Pero juego con las palabras escribir y escriturar...





En realidad, lo que el escritor hace es escribir. Y decir que tanto escribir, como beber cuando se tiene sed, o comer cuando se tiene hambre, no son redundancias. Son circunstancias de la vida cotidiana.
Luego de esta digresión se cae en la cuenta que se rompió el hielo y se introdujo al lector en medio del problema de la hoja en blanco. En el medio, el problema está resuelto, porque se utilizó un subterfugio para no poner en evidencia, de entrada, esta cuestión.
A renglón seguido, debemos andar por el mismo camino alternativo. La variedad hace a la gracia.
Hacia otros horizontes, el escritor fija su mirada. Descarada sería su intención si tratase de burlarse del lector. Factor que no se puede pasar por alto. Falto de rigor lógico es el contenido de estas páginas. Pero se está munido de un sentido. Parecido no es igual. Tal es la lógica que está en la cabeza de un siglo XX que vivió la trágica historia de la irracionalidad. La guerra tan temida no debe tener cabida.



El escritor ve que se están diciendo muchas cosas, sin precisar o profundizar siquiera, en alguna de ellas. Es para enfatizar la rima (se aclara), no para llegar a la sima de la fama. Mana como un manantial, la idea. Celestial es la sima de esa montaña, donde se respira un aire enrarecido de filosofía. Tamaña empresa se ha emprendido. Aterido de frío, el escritor quiere seguir adelante. No importan las consecuencias. Ellas vienen con sus frecuencias.



El problema de la hoja en blanco fue combatido hasta el final. Habiéndose planteado en otro lugar, se intenta dificultar su solución. Sanción que hará el lector si cierra en esta parte, el libro, enfurecido.





El Problema de la Hoja en Blanco Prospectivo





En el inicio del problema de la hoja en blanco se plantea la pregunta fundamental. ¿Es capaz el escritor de llenar su hoja en blanco cuando la inspiración realizó una suerte de conspiración? Responder esta pregunta requiere de mucha imaginación. Y es la concreción de un recorrido por las páginas de este libro.



El escritor quisiera comunicarse con el lector. Para eso le ofrece un texto. Y el lector escudriña las páginas, cual si un pintor dejara pátinas en su obra pictórica. Retórica está presente aquí. Así se va configurando un sistema de diálogo que no tiene devolución inmediata. Reducción al absurdo. Burdo y ridículo pareciera ser el planteo: ¡la contradicción de la contradicción!



En un esfuerzo ingente, mucha gente corre apresurada por el río de la vida. Se podría determinar su partida, como una partida de ajedrez, pero está partida al medio, porque no se conoce su final. Cabal planteo no exige ni exime de rodeo. Pero el escritor escapa por la tangente. Carente de un plan preconcebido sigue emergente. Sugerente es este espacio, es decir el blanco de la hoja. Y es recipiente que recoge reflexiones, no exentas de pasiones, por escribir y nutrir el campo de la literatura. La escritura es una dura faena. Pero vale la pena.



¿Cómo encontrar la palabra adecuada? Controlar la prosa poética que se aborda aquí, es el delicado equilibrio, por no romper una copa de vidrio. Auxilio ha de pedirse a la memoria cuando hay que medirse con soltura. La mesura es signo de cordura. Signo de signos...
Designios son como el halo de misterio que retrotrae el criterio. En esto se basa el planteo a tratar, bajo títulos sugestivos, los diversos pasos a seguir en este empeño. El dueño de la hoja es el escritor. Y se le escapan de las manos palabras que, luego de muchas trabas, corren como manada de cabras.










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